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Efectos nocivos de las drogas de abuso sobre la sexualidad. Revisión bibliográfica.

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Resumen:

El consumo de drogas sigue causando un daño considerable, reflejado en la pérdida de vidas valiosas y años productivos de muchas personas. A nivel mundial, se calcula que en 2012 entre 162 y 324 millones de personas, es decir del 3,5% al 7,0% de la población de entre 15 y 64 años, consumieron por lo menos una vez alguna droga ilícita, principalmente sustancias del grupo del cannabis, los opioides, la cocaína o los estimulantes de tipo anfetamínico.
Las drogas y su consumo prolongado afectan diferentes facetas de la vida, incluyendo la salud física, mental y cognitiva, pero lo cierto es que éstas también repercuten en otra área importante de la vida: la sexual. 
 
Las drogas de abuso son frecuentemente usadas  bajo la errada creencia de que aumentan e intensifican el placer sexual. Por el contrario, la respuesta sexual humana se ve gravemente afectada por el consumo de dichas sustancias, puesto que éstas alteran el normal funcionamiento del Sistema Nervioso, el cual controla las funciones sexuales. Por lo que la drogodependencia constituye un factor de amenaza para el disfrute pleno de una de las experiencias mas gratificantes para el ser humano como lo es la actividad sexual.2 En este contexto, se realizo una revisión bibliográfica actualizada para abordar, los efectos nocivos de las drogas en la sexualidad humana y mostrar las particularidades de cada tipo de droga.
 
 Palabras claves: drogas de abuso, conductas de riesgo, toxicomanías y disfunciones sexuales

Titulo:Efectos nocivos de las drogas de abuso sobre la sexualidad. Revisión bibliográfica.

Msc: Rafael Frías Pita. Especialista de Segundo Grado de Medicina Interna. Profesor auxiliar. Investigador agregado.

Msc: Dra Rocío Queral Quintero. Especialista de Segundo grado de Psiquiatría. Profesora e investigadora auxiliar.

Msc: Dra Aleisa Campdesuñer Beltrán. Especialista de Primer Grado de Psiquiatría e investigador agregado.

 Material y método:

Partiendo de la realidad de que las drogas de abuso constituyen un gran problema y una amenaza para la salud humana, la repercusión de estas, sobre la salud sexual;  la vulnerabilidad de los jóvenes a consumir dichas drogas con el mito de que estas aumentan la actividad sexual, sin conocer los verdaderos prejuicios que estas ocasionan; se realizó esta revisión bibliográfica de la literatura de estos últimos 5 años, abordando en los efectos globales de las drogas en la sexualidad y las particularidades de cada tipo de droga.
 
Se utilizó  como gestor bibliográfico Mendeley, se importaron trabajos a través de este gestor ,de Pubmed. Google, Medline  realizándose una búsqueda utilizando los operadores drogas y sexualidad, drogas y disfunciones sexuales, drogas y conductas de riesgo; estas referencias fueron de estos últimos 5 años (2009-2014), Se revisaron estadísticas actuales sobre el consumo de drogas a nivel mundial. Se realiza un análisis e integración de la información sobre los efectos  globales de las drogas en y las particularidades de cada tipo de droga.
 
Desarrollo:
 
La sexualidad es inherente a todo ser humano, puesto que, más allá de la perpetuación de la especie, comprende el hecho de ser, sentir y actuar; está influenciada por creencias sociales y personales que se determinan de manera diferente en cada cultura, es decir, la sexualidad constituye una realidad biopsicosocial. Es un proceso que no se detiene y su vivencia es distinta en cada etapa de la vida.3
 
Desde tiempos muy remotos el hombre y la mujer han buscado sustancias que les permitan incrementar su placer sexual, y han recurrido a plantas, alimentos, y por supuesto, a sustancias naturales o sintéticas como lo son las drogas.
La continua búsqueda de placer sexual ha llevado al hombre a consumir drogas de abuso bajo la equivocada concepción de que intensifica la capacidad y el placer. Por el contrario, dichas sustancias impiden el disfrute pleno de la actividad sexual, puesto que interfieren en el equilibrio del Sistema Nervioso Central y es éste sistema el que controla la función sexual.3
 
Lo cierto es que si bien sus efectos inmediatos pueden reflejar mayor desinhibición, aumento de sensaciones, ninguna de ellas incrementa el deseo sexual, ya que esto depende de la concentración de hormonas en el organismo, como la progesterona, la testosterona y la feromona, y con su uso continuo los efectos son muy negativos, pues producen disfunciones sexuales tanto en el hombre como en la mujer.Las drogas pueden influir de tres maneras sobre la actividad sexual: pueden afectar el deseo, la excitación y el orgasmo.2
 
Según los estudios publicados, las drogas no ayudan en las relaciones sexuales sino que ocasionan trastornos en general y problemas de disfunción que pueden ser permanentes. El desconocimiento de las posibles consecuencias para la salud es un elemento que prima en los que utilizan las drogas para satisfacción sexual, por lo que es oportuno resaltar que los efectos de las drogas en la sexualidad femenina y masculina son altamente peligrosos, ya que pueden causar daños irreversibles y lamentables en cada persona.2
 
Las drogas psicoactivas afectan la salud sexual en tres dominios: las drogas y conducta sexual, las drogas y conducta sexual de riesgo y también los problemas relacionados con la reproducción, entre otros.
Se han realizado estudios donde se relacionan las drogas de abuso y conducta sexual de los toxicómanos, donde los resultados mostraron que las personas que abusan de las drogas son particularmente inclinados a buscar relaciones sexuales y están abiertos a diferentes tipos de experiencias sexuales; sin embargo, tienen dificultades para establecer relaciones comprometidas y profundas con sus socios, mostrando signos de inhibición, el desapego afectivo o la ira. Sus vidas sexuales también están rodeadas de emociones negativas, pensamientos perturbadores y comportamientos inadaptados.4, 5
 
Otros estudios han evaluado que el consumo de drogas ilícitas se asoció con un mayor número de parejas sexuales, la menor frecuencia de preservativos y comportamientos que confieren riesgo para la infección del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.4, 5
 
El abuso y la adicción de las drogas han estado vinculados de modo inextricable al VIH/SIDA desde el comienzo de la epidemia. La intoxicación por drogas y alcohol afecta el juicio y puede llevar a comportamientos sexuales de riesgo que ponen a los participantes en peligro de contraer o transmitir el VIH. Esto ocurre debido a los efectos adictivos e intoxicantes de muchas drogas, que pueden alterar el juicio y la inhibición haciendo que los usuarios se involucren en comportamientos impulsivos y peligrosos.6
 
Cualquier persona es vulnerable a contraer el VIH. Mientras que los usuarios de drogas inyectables se exponen a un riesgo particularmente alto de contraer el VIH/SIDA, cualquier persona bajo la influencia de drogas o de alcohol tiene más probabilidad de contraerlo. Esto incluye a los usuarios de drogas endovenosas que comparten sus jeringuillas o accesorios para el abuso de drogas, así como cualquier persona que tenga relaciones sexuales arriesgadas (Ej., con una variedad de parejas o sin protección) o como parte de una "transacción" sexual que les pueda exponer a la infección (Ej., intercambio del sexo por drogas o dinero).6
 
Con respecto al consumo de drogas por inyección, se estima, que hay 12,7 millones de consumidores de drogas por inyección (margen de variación: 8,9 millones a 22,4 millones). Esa cifra se corresponde con una prevalencia del 0,27% (margen de variación: 0,19% a 0,48%) de la población de entre 15 y 64 años.El hecho de compartir equipos de inyección expone especialmente a quienes se inyectan drogas al VIH y la hepatitis C.Se calcula que una media del 13,1% de esas personas viven con el VIH.En el mundo hay aproximadamente 1,7 millones de consumidores de drogas por inyección que viven con el VIH (margen de variación: 0,9 a 4,8 millones).1
 
Tomando en cuenta que las drogas alteran el Sistema Nervioso Central y que la respuesta sexual humana esta controlada por éste sistema se puede deducir que, las drogas afectan el disfrute pleno del acto sexual.3
 
Una vez introducidas en el organismo, ciertas drogas producen sensaciones placenteras que provocan el “escape” a situaciones conflictivas, pero siempre causando efectos perjudiciales en el organismo, en especial en las neuronas, de vital importancia ya que  son células fundamentales en el funcionamiento del ser humano, ya que son las encargadas de recibir estímulos y conducir impulsos nerviosos, es decir, conectar las partes del cuerpo con el cerebro.3
 
Los principales efectos de las drogas en la sexualidad femenina constituyen la alteración del ciclo menstrual, y por lo tanto, trastornos en la ovulación, la disminución del deseo sexual, la anorgasmia, la disminución de la lubricación vaginal, el bloqueo de la respuesta sexual, la disfunción sexual y la infertilidad. En el caso del sexo masculino se identificó como principales efectos de las drogas: la disminución de las hormonas masculinas (testosterona), la disminución en la producción de espermatozoides, la disfunción eréctil, la disminución del deseo sexual, la infertilidad, el aumento del tamaño de la próstata (en el caso del uso de esteroides) y el retraso en la eyaculación.3
 
El  objetivo general de esta revisión bibliográfica fue indagar sobre la influencia del consumo de drogas de abuso sobre la sexualidad y la particularidad de cada droga que a continuación se relacionan.
 
Tabaco:
 
 El tabaco es el nombre común de dos plantas de la familia de las Solanaceas, cultivadas por sus hojas, que una vez curadas, se fuman (aspiran) o se mascan. Contiene un alcaloide, la nicotina, que es tóxica  y puede producir alteraciones fundamentalmente en el aparato circulatorio y en los pulmones del ser humano.Un consumo excesivo del tabaco fumado conduce al tabaquismo.
 
La dependencia del tabaco se define como el uso persistente del mismo, a pesar del malestar psicológico que la falta de consumo le genera y de su necesidad de usarlo repetidamente cuando la persona ha desarrollado serios trastornos físicos.7
 
Los consumidores de cigarrillos tienen más probabilidad que los no fumadores de presentar ateroesclerosis de grandes vasos, así como patología de pequeños vasos.Esta enfermedad determina 25% de las muertes por enfermedades de las arterias y el corazón, una frecuencia hasta cinco veces mayor de infartos del miocardio y otros órganos; aumenta el nivel de los lípidos en la sangre y, secundariamente, una arteriosclerosis que puede ser prematura.7
 
 El adicto al tabaco de larga evolución presenta una disminución en el número de espermatozoides, pudiendo llegar a la infertilidad y, también a la impotencia sexual, por problemas de erección debidos a efectos a nivel vascular, creando una disminución de la oxigenación celular por el aumento del monóxido de carbono en sangre. Otro mecanismo implicado es la alteración que el tabaco provoca en la síntesis del óxido nítrico endotelial, necesario para la relajación del músculo liso cavernoso del pene y favorecer la erección.3
 
En la mujer el tabaco disminuye la excitabilidad y dificulta el orgasmo. En este caso, el óxido nítrico también se hace necesario para la erección del clítoris y la lubricación vaginal.8
 
 La evidencia científica ha sugerido que el consumo de cigarrillos a largo plazo es un factor de riesgo independiente para la disfunción sexual en los hombres. Sin embargo, los resultados de los pocos datos que investigan esta relación en las mujeres son diversas, y algunas de las pruebas apoya la sugerencia de que la nicotina puede ser el agente farmacológico principal responsable de la alteración hemodinámica genital, facilitando así una cascada de eventos vasculares y bioquímicos que pueden obstruir respuestas normales de la excitación sexual en las mujeres.9
En una revisión de 18 estudios se demuestra como los fumadores tienen 1.5 más posibilidades de padecer una disfunción eréctil que los no fumadores. 3
 
Se realizo un estudio donde se observo que la dependencia a la nicotina aumento las posibilidades de tener disfunción sexual en 2.54 veces, también los síntomas de disfunción sexual femenina fueron frecuentes en esta muestra y se asociaron principalmente con los altos niveles de consumo de nicotina.10
 
 Alcohol:
 
El alcoholismo es una enfermedad crónica y habitualmente progresiva producida por la ingestión excesiva de alcohol, bien en forma de bebidas alcohólicas o como constituyente de otras sustancias.
 
El alcohol tiene inmerecida fama de ser un poderoso excitante sexual. Las investigaciones llevadas a cabo han constatado que, tanto en el hombre como en la mujer, sus efectos son negativos. En la mayor parte de casos, el alcohol aumenta el riesgo de enfermedad de forma paralela a la dosis; a mayor consumo, mayor riesgo. El efecto del alcohol en la conducta sexual puede contemplarse tanto desde su acción como modificador del comportamiento como por las diversas alteraciones que provoca en los órganos relacionados con la respuesta sexual.11
 
 Por su efecto desinhibidor, muchas personas ven el alcohol como una sustancia que incrementa el funcionamiento sexual, de ahí su efecto estimulante con un aumento de la respuesta sexual, sin embargo al aumentar los niveles de alcohol, este estimulo se va contrarrestando por los efectos del alcohol como depresor sexual, produciéndose una disminución lineal de la respuesta sexual en ambos sexos.11
 
En cuanto al consumo crónico del alcohol se aprecian sobre los efectos sobre el sistema reproductivo de hombres y mujeres.Las dosis moderadas de etanol (p. ej., concentración de alcohol en sangre de 0.06 g/100 ml) pueden aumentar el impulso sexual en los varones así como disminuir la capacidad eréctil. Incluso en ausencia de trastorno hepático, una minoría significativa de varones alcohólicos crónicos presentan atrofia testicular irreversible con reducción concomitante de los túbulos seminíferos, disminución del volumen de eyaculado y descenso del recuento de espermatozoides.12
La ingestión repetida de dosis elevadas de etanol en mujeres puede producir amenorrea, disminución del tamaño de los ovarios, ausencia de cuerpos amarillos con esterilidad asociada y abortos espontáneos.12
 
En personas normales que ocasionalmente beben en exceso, el efecto depresor transitorio sobre el sistema nervioso, sobre el cerebro y médula espinal, actúa como bloqueador de los reflejos que determinan en gran parte la erección y la eyaculación.2
 
Luego de actuar inicialmente sobre las inhibiciones dependientes de la corteza cerebral, inhibe también los centros cerebrales subcorticales donde se encuentran las estructuras responsables básicamente de las funciones relacionadas con la satisfacción de las necesidades biológicas, como las sexuales.2
 
 Los efectos directos que el consumo excesivo de alcohol produce sobre el hígado, testículos y eje hipotálamo-hipófiso-gonadal, originan alteraciones en las hormonas sexuales que, a su vez han sido consideradas como causas primarias de distintas disfunciones. Por su efecto tóxico  sobre los testículos produce una disminución de la secreción de testoterona, su efecto sobre el eje hipotálamo-hipofisiario esta dado por una disminución de la secreción hipotalamica de LH asociada con una marcada marcada hipoandrogenización con disminución de la libido, impotencia o ambas alteraciones.2 Este déficit de hormonas hipofisiarias y testiculares se asocia con una disminución del vello facial, afinamiento de la voz, atrofia testicular e incremento del volumen de las mamas en el hombre.3
 
A nivel del sistema nervioso central, el consumo crónico inhibe partes del sistema nervioso implicados en la erección, dificultando que esta se alcance y en consecuencia la penetración y el coito, se produce desmielinizaciòn de la medula espinal, proceso que implica complicaciones en la transmisión de los impulsos nerviosos. A nivel vascular se  la aceleración de los procesos arterioscleróticos que afectan el calibre de las arterias que conducen la sangre al pene (cuerpos cavernosos).2
 
 Además, es frecuente observar una hiperprolactinemia en pacientes alcohólicos (con o sin hepatopatía), pudiendo facilitar el desarrollo de hipogonadismo, deterioro de la espermatogenia y atrofia testicular, pudiendo provocar impotencia sexual permanente.8
 
En las mujeres dependientes del alcohol, las formas más comunes de la disfunción sexual observada incluyen dispareunia, vaginismo, altas tasas de problemas de salud genitourinarias y la lubricación vaginal baja, revelando problemas con la excitación sexual. Por otra parte la mujer alcohólica tiene mayor riesgo de convertirse en victima de violencia y abuso sexual.13
 
El alcohol puede alterar el comportamiento convencional facilitando la pérdida de control de algunas emociones y la desinhibición de conductas que se habían aprendido a controlar en sociedad (relacionarlos con la adquisición de enfermedades de trasmisión sexual. También existe una relación entre el consumo total de alcohol y comportamiento sexual riesgoso.
 
Como potente depresor del sistema nervioso central, disminuye el funcionamiento de niveles superiores del cerebro, lo que permite una mayor autonomía de centros inferiores, entre ellos los implicados en las respuestas emocionales. De esta forma las emociones se “liberan” por la atenuación del efecto controlador de los segmentos superiores cerebrales. 
 
Marihuana:
 
La planta Cannabis sativa contiene más de 400 compuestos, además de la sustancia psicoactiva delta-9-tetrahidrocannabinol (THC).Cannabis (marihuana) es la droga ilícita más ampliamente utilizada. A nivel mundial, es una de las drogas ilícitas de mayor consumo con una prevalencia anual mundial entre el 2,6% y el 5,0%)1
 
La marihuana, al igual que el alcohol, tiene efectos depresores, y las consideraciones sobre sus efectos de relajación física y mental y el sentimiento de bienestar, probablemente provengan del mismo tipo de desinhibición que produce el alcohol. Quizá por esto algunas personas hablan de la utilidad de la marihuana para enfrentarse a la ansiedad asociada a situaciones relacionadas con la conducta sexual. Está comprobado que como efectos inmediatos ayuda en la desinhibición, relaja y produce sensación de bienestar, aumenta la sensibilidad táctil y distorsiona la realidad.2
 
Entre los efectos fisiológicos de la marihuana en el hombre se han descrito que disminuye la secreción de hormonas sexuales, con una reducción de la secreción de testosterona y del número y la motilidad de los espermatozoides y la presencia de un mayor número de espermatozoides anómalos. Igualmente disminuye el deseo sexual y provoca disfunción eréctil.14
 
Los estudios que examinan los efectos del consumo de cannabis en la función sexual masculina se han limitado tanto en calidad como en cantidad. La mayoría de los resultados de estos estudios son conflictivos y contradictorios. Mientras que algunos esbozan los efectos beneficiosos del cannabis en la mejora de la función eréctil, otros no lo hicieron. Sin embargo, estudios reciente en animales in vitro han identificado posibles vínculos entre el cannabis y la salud sexual.14
 
En mujeres, el consumo de cannabis produce una reducción del ciclo menstrual, niveles elevados de prolactina que pueden asociarse a la aparición de galactorrea, y niveles menores de andrógenos. La marihuana suprime la ovulación y facilita irregularidades en el ciclo menstrual, además de alteraciones hormonales aunque parece reversible; En algunos casos se informa, en mujeres, de disminución de la lubricación vaginal, lo que en ocasiones hace el coito doloroso. Su consumo continuo suele conducir al desinterés por el sexo. Parece por todo ello que el THC podría reducir la fertilidad, aunque no ha podido demostrarse definitivamente.15
 
Como producen disminución de la secreción de FSH, LH y prolactina puede tener repercusión en la reproducción. Trastornos en la fertilidad tanto en hombres como en mujeres. Su consumo crónico puede provocar desinterés por el sexo.15
 
El uso frecuente de cannabis se asocia con un mayor número de parejas sexuales para hombres y mujeres, y dificultades en la capacidad de los hombres para lograr el orgasmo tan deseado. 16
 
Cocaína:
 
La cocaína es un estimulante y anestésico local con potentes propiedades vasoconstrictoras. Las hojas de la coca (Erythroxylon coca) contienen alrededor de 0.5 a 1% de cocaína. La droga produce efectos fisiológicos y conductuales por la vía oral, intranasal, endovenosa o por inhalación después de pirólisis.17 La prevalencia anual mundial correspondiente a la cocaína se ha mantenido entre el 0.3 % y el 0.4 % de la población mundial adulta de 15 a 64 años de edad.1
 
La cocaína se considera un fuerte estimulante sexual debido que produce un aumento del deseo sexual en la etapa inicial de consumo, junto con una sensación subjetiva de mayor energía, pero su uso, puede provocar disfunción sexual tanto en animales de experimentación como en humanos.17
 
 La cocaína cuando su consumo es agudo y crónico afecta al deseo sexual, en un principio aumentándolo, debido a su acción dopaminérgica, aunque también retardará el orgasmo. Bajas dosis de cocaína pueden aumentar la recompensa sexual por activación límbica y retraso en la eyaculación, pero el uso crónico deteriora claramente la función sexual provocando disfunción eréctil en los varones y falta de lubricación en las mujeres.8
 
 Se ha descrito que el 30% de los varones sexuales que abusan de la cocaína presentan alteraciones de la eyaculación y el 80% de las mujeres refieren una reducción de la recompensa sexual. Además, con dosis elevadas puede producirse anorgasmia y reducción del deseo sexual que incluso permanece por un tiempo tras suspender el consumo. También se han descrito casos de priapismo asociados tanto al uso tópico como intranasal de cocaína, ginecomastia.16
Cuando la cocaína se combina con el alcohol, la frecuencia de la disfunción eréctil presentaciones es sustancialmente mayor que cuando la cocaína se usa solo.
 
 En cuanto a la reproducción encontramos que hay un aumento de la prolactina lo que puede causar infertilidad. En general, hay alteración en los ciclos menstruales, amenorrea, disminución de los ciclos ovulatorios y galactorrea.
 
Se realizo un estudio, a través de una entrevista estructurada con el objetivo de conocer el efecto del consumo de cocaína en los sentimientos sexuales y en la función sexual, en 100 mujeres afro-americanas, como resultado los datos no apoyan la noción común de que el crack es un afrodisíaco para las mujeres y que sea un potenciador de la actividad sexual. Por otra parte, las mujeres en este estudio tenían un mayor nivel de disfunción sexual en comparación con estudio previo de mujeres que consumían alcohol.20
 
En otro estudio se observo que todas las dimensiones del sexo (placer, deseo, excitación y el orgasmo fueron perjudicados moderadamente por el uso de la cocaína, observándose que el placer y el orgasmo fueron las dos áreas perjudicadas significativamente. No se encontró después de 2 semanas de abstinencia relación con la mejoría en el funcionamiento sexual.21
 
Hay pruebas suficientes para considerar que el uso de cocaína antes o durante las relaciones sexuales puede, en ciertas circunstancias, elevar el riesgo de embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.22
 
Opiáceos:
 
Los opiáceos prototípicos morfina y codeína (3-metoximorfina), se obtienen del jugo lechoso de la amapola Papaver somniferum. Entre los productos semisintéticos obtenidos de las moléculas de morfina o tebana están hidromorfona, diacetilmorfina (heroína) y oxicodona.23.
 
La prevalencia anual mundial correspondiente a los opiáceos (opio y heroína) se sitúa entre el 0.3 y el 0.5 % de la población adulta de 15 a 64 años de edad.1
 
Los efectos negativos por abuso crónico de los opiáceos sobre la sexualidad son bastante evidentes, el primero y más claro es la inhibición del orgasmo/eyaculación, y posteriormente un descenso severo del deseo y de la respuesta sexual.16
 
 Otros de los efectos comunes de los opioides son las anomalías hormonales, bajos niveles de testosterona tanto en el hombre como en la mujer. Es de destacar la influencia que el consumo crónico de heroína tiene sobre el eje hipotálamo-gonadal. Se observa una  disminución de la secreción de FSH, LH, ACTH y prolactina y, en virtud de ello, una reducción en la concentración plasmática de testosterona, estradiol y cortisol. 16
 
Los problemas de erección se presentan en el 50% de los heroinómanos. Los trastornos eyaculatorios, inhibición del orgasmo, retraso, incapacidad o eyaculación retrógrada además de inhibición de la libido son las alteraciones más frecuentes. Todas estas alteraciones están dados por el efecto depresor de los opiáceos sobre el hipotálamo y a los déficit hormonales que los opiáceos producen.16
 
Tras la retirada de opiáceos se puede observar una mayor frecuencia de erecciones matutinas e incluso eyaculaciones espontáneas, así como una lenta recuperación del deseo sexual, aunque puede persistir la disfunción eréctil y eyaculatoria. El mecanismo de la disfunción sexual podría estar relacionado con una disminución de la LH y la testosterona debido al aumento de la actividad opioide.16
 
En un estudio se observo una disminución del volumen eyaculatorio, así como del número y motilidad de los espermatozoides y de los niveles séricos de testosterona tanto en el grupo de metadona como en el de consumidores de heroína respecto al grupo control.2
Por otro lado, algunos autores han resaltado el hecho de que los pacientes que comenzaron a abusar de opiáceos a edades tempranas durante la adolescencia presentan mayores niveles de disfunción.2
 
En las mujeres aparecen alteraciones menstruales (amenorrea, dismenorrea), disminución de la libido, anorgasmia y problemas de fertilidad. También se ven afectadas por embarazos de alto riesgo, con mayor número de abortos y mortalidad perinatal16
 
La euforia y los efectos placenteros de los opioides provienen, cuando menos en parte, de estimulación de las vías dopaminérgicas que nacen en el mesencéfalo y que terminan en el núcleo auditivo. También surgen efectos en otros sistemas de neurotransmisores. Se ha asociado como comparación, el consumo de heroína con un “orgasmo”., por lo que se utiliza por los adictos como sustituto a veces de la propia actividad sexual, dado efecto de la inyección de la heroína que según los propios adictos es mucho más placentero, intenso y fácil de conseguir que un orgasmo.12
 
Estos problemas en la esfera sexual pueden ser consecuencia del deterioro físico, la depresión y el estilo de vida caótico de muchas personas adictas a estas sustancias, con incremento de infecciones, déficit nutricional, etc.
Los productos de adulteración que se agregan a las drogas del comercio callejero pueden causar lesiones del sistema nervioso, como neuropatías periféricas, mielopatía que producen efectos negativos sobre la actividad sexual.12
 
Drogas de diseño:
 
Las drogas de diseño o sintéticas incluyen una gran variedad de sustancias que se consumen en bares, fiestas, clubes, particularmente por jóvenes. Muchos tienen la creencia errónea de que estas sustancias son seguras.24
 
Las anfetaminas son un grupo de compuestos estructuralmente relacionados que producen estimulación del sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico.24
 
Generalmente, las más utilizadas, son compuestos anfetamínicos a los que se suelen añadir algunos componentes de efectos alucinógenos y se comercializan en forma de pastillas o comprimidos, siendo frecuente que sus consumidores las combinen con diversas sustancias como alcohol, tabaco, cannabis y en no pocas ocasiones, cocaína.24
 
Las anfetaminas son estimulantes del sistema nervioso central. En dosis pequeñas pueden alargar la duración de la erección, así como retardar la eyaculación, por tener menor sensibilidad. En grandes dosis disminuyen el deseo y la excitación, perjudican la erección y afectan al orgasmo femenino y la lubricación vaginal.25
 
Se utilizan normalmente por su efecto euforizante y por reducir significativamente la necesidad de sueño, de ahí su alto índice de consumo en jóvenes. Las anfetaminas aumentan las sensaciones relacionadas con el sexo debido a su activación generalizada y la sensación de bienestar.
 
 El uso prolongado causa disfunción eréctil en los varones, afectan al deseo sexual, pudiendo llegar la persona consumidora a un total desinterés por el sexo, provocan dificultad para mantener la erección y producen retraso en la eyaculación.25
 
Sus efectos se han descrito como una experiencia mixta entre la estimulación y la percepción alterada, teniendo como efectos psicológicos principales un aumento de sociabilidad, euforia, empatía, locuacidad y autoestima, con aparición de desinhibición y deseo sexual aumentado, retrasando el orgasmo y favoreciendo una experiencia sexual más intensa
Sin embargo, este grupo de sustancias en dosis altas o en uso crónico puede afectar a los mecanismos vasculares implicados en la función sexual, produciendo una disminución del deseo sexual, con alteraciones de la erección,
retraso o ausencia de eyaculación o inhibición del orgasmo, tanto en el hombre como en la mujer.12
 
Frente a la introducción de nuevas drogas de síntesis es preciso citar que todavía el LSD,( la dietilamida del ácido lisérgico), derivado del cornezuelo de centeno, es uno de los alucinógenos más utilizado en algunos países. Como
efectos psicológicos produce alteraciones de la percepción, incluyendo la propia autoimagen, una hipersensibilidad sensorial, con deformidad de la percepción espaciotemporal y euforia, verborrea e hiperactividad, con sensación de experiencia mística, que pueden transformar enormemente la experiencia sexual, dando lugar a experiencias sexuales enormemente satisfactorias o alteradas. Sin embargo no existen estudios que demuestren efectos fisiológicos a largo plazo sobre la función del sistema sexual o reproductivo tanto masculino como femenino.25
 
MDMA o popularmente denominada “éxtasis”, es una droga sintética llamada de diseño. Se la han adjudicado muchos otros nombres, como “droga del amor”, “adán”, “pirujas” o “pastis”. Esta sustancia comienza a encontrarse a finales de los años 80 y sobre todo se puso de moda en los años 90.16
 
El MDMA incrementa en el cerebro la actividad de ciertos neurotransmisores como la serotonina (que regula el estado de ánimo, el sueño, las emociones y el apetito), la dopamina (responsable del sistema de gratificación cerebral y por tanto de los efectos placenteros de las drogas) y la norepinefrina (potente estimulante cerebral y cardíaco).
En cuanto a los efectos sobre la respuesta sexual, los consumidores de éxtasis afirman que aumenta el deseo y la satisfacción (90% de varones y 93% de mujeres), aunque también informan de efectos negativos sobre la erección (40% de varones), además de retrasar el orgasmo.16
 
Conclusiones:
 
A primera vista, encontramos suficientes evidencias de la importante relación entre adicción y disfunciones sexuales; entre adicción y conductas sexuales de riesgo apoyado en las estadísticas de las disfunciones sexuales secundarias al consumo de drogas de abuso y las estadísticas reflejadas en este trabajo sobre la comorbilidad drogas de abuso y enfermedades de trasmisión sexual reflejado en  millones de personas que consumen habitualmente sustancias que alteran las decisiones sexuales y aumentan las posibilidades de relaciones sexuales sin protección y por ende el aumento de enfermedades de transmisión sexual donde se destacan el Sida y la Hepatitis.
 
Es de vital importancia para nuestros médicos incluir la sexualidad y la afectividad tanto en la evaluación como en el tratamiento de las personas que sufren problemas de adicción.
 
 

Bibliografía:

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2-       Drogas y sexualidad: grandes enemigos [Internet]. [citado 20 de enero de 2015]. Recuperado a partir de: http://www.bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol21_5-6_05/mgi155-605.htm

3-       UDOSpace: Disfunción Sexual por Adicción a Drogas de Abuso: Alcohol, Marihuana, Cocaína y Crack en los Pacientes que Asisten a la Unidad de Tratamiento al Farmacodependiente (Utaf) Año 2012 [Internet]. [citado 19 de enero de 2015]. Recuperado a partir de: http://ri.bib.udo.edu.ve/handle/123456789/3233

4-       VIH / SIDA Conductas de riesgo y consumo de sustancias por los jóvenes en los Estados Unidos. Megan E. Patrick, Patrick M. O'Malley, Lloyd D. Johnston, Yvonne M. Terry-McElrath, John E. Schulenberg (2012)
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5-       Drugs and sexual behavior.J Psychoactive Drugs. 2012 Nov-Dec ;44(5):359-64.

6-       DrugFacts: EL VIH/SIDA y el abuso de drogas: dos epidemias entrelazadas | National Institute on Drug Abuse (NIDA) spanish.pdf [Internet]. [citado 20 de enero de 2015]. Recuperado a partir de: https://www.unodc.org/documents/wdr2014/V1403603_spanish.pdf

7-       Tabaco y los cigarrillos [Internet]. [citado 19 de enero de 2015]. Recuperado a partir de: http://easyread.drugabuse.gov/cigarette-tobacco-facts-spanish.php.

8-       Revista Adicción y Ciencia. Información Adicción, Drogodependencia, VIH, investigación, tratamiento. [Internet]. [citado 20 de enero de 2015]. Recuperado a partir de: http://www.adiccionyciencia.info/perezdelrio3.html

9-       Cigarette Smoking Decreases the Genital Vascularization in Young Healthy, Eumenorrheic Women  Cesare Battaglia, Bruno Battaglia, Fulvia Mancini, Nicola Persico, Rossella E. Nappi, Roberto Paradisi, in Journal of Sexual Medicine (2011)

10-    Female sexual dysfunction in patients with substance-related disorders. Clinics (Sao Paulo). 2013 ;68(2):205-12.

11-   Alcohol: Signos de Abuso de Alcohol y Adicción [Internet]. [citado 19 de enero de 2015]. Recuperado a partir de: http://easyread.drugabuse.gov/alcohol-facts-spanish.php

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